Cuando era pequeño, escuchaba a los adultos llamarme "niño de Polpora". No entendía a que se referían, así que le pregunte a mi padre.
"De que estas hablado?"
Antes de que pudiera responder, me golpeo. No fue una bofetada, fue un golpe con su puño. Ni siquiera tenia 5 años, así que me azoto contra la pared. En verdad dolió. Pero fue mas doloroso como mi cuerpo se encogió por temor a la violencia, ira y odio de mi padre. Mi madre lo vio y le rogo con pánico.
"Lo lamento! Lo lamento! Es mi culpa! Lo lamento!"
Esas fueron sus palabras mientras lloraba y se disculpaba.
No parecía ser la manera que una esposa se comportara con su marido. Ella parecía un criminal rogándole a su verdugo por piedad. Era un espectáculo lamentable y miserable que insinuaba sumisión.
Y aun así el padre no perdono a la madre. La golpeo y pateo. Nos miro y grito, "¡Es tu culpa!" y ¡Los dos tienen la culpa!
Esa noche, mi madre me abrazo fuertemente y mientras me abrazaba, se disculpo.
"!Lo lamento! !Lo lamento!"
Una y otra vez, sin explicarme nada, ella se disculpaba.
"Lamento haberte dado a luz."
Esas palabras dejaron una profunda y permanente cicatriz en mi corazón.
niño de Polpora.. ahora se a que se refieren esas palabras. Son palabras ridículas que no son más que una superstición. Y son palabras que me seguirán toda mi vida.
Soy un niño de Polpora, un niño de hadas feas.
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